domingo, 13 de abril de 2008

Cuento sobre las energías


La Blanca Nieves justo antes del deshielo

Año 2056, minutos antes de que Málaga sea arrasada por la estupidez humana. Los llantos ahogan los sentimientos de arrepentimiento. Los que no encontraron la oportunidad de colaborar con el planeta Tierra gritan de rabia, mientras que el océano se encuentra sediento de venganza por los daños causados.
Un niño de 8 años llora asustado en la esquina de una calle. Ve como el caos le rodea, pero no llora de miedo sino de arrepentimiento. A pesar de su juventud se siente culpable por no haberle sugerido a sus padres que reciclasen o que utilizasen menos el coche. No tiene miedo de nada pero si de no poder hacer algo para saldar la deuda que tiene los humanos con la naturaleza. De repente el chico se levanta y sin pensárselo dos veces se dirige hacia la playa desde donde manda una súplica al amenazante mar:
-Hay quienes no pudimos arreglarlo porque no dispusimos de tiempo… solo pido una última oportunidad…
No pudo continuar, su inocente voz fue arrastrada por una enorme ola. En ese mismo instante entró en trance…
Despertó sacudido por un fuerte empujón que le hizo deslizarse por una enorme tubería. Esta parecía infinitamente interminable y se entrelazaba con otras muchas tuberías similares, causándole una sensación fatigante. Le pareció que esa experiencia nunca acabaría, pero justo en se momento, el túnel se acabó y llegó a una enorme habitación. Estaba hecha de un material más transparente que el mismísimo cristal y más resistente que el divino diamante. Tardó un poco en reponerse de aquel estado de shoc en el que se encontraba, pero cuando lo consiguió comenzó a escuchar una voz que le resultaba extrañamente familiar. Parecía que se encontraba preocupada por su estado y le hablaba con el cariño propio de una madre. El chico no tardó en preguntarle quién era y ella le respondió con voz suave y pausada que era la Naturaleza. Nada más escuchar esto una expresión airada surco su rostro. Le dijo que desde siempre a la naturaleza se la había considerado sabia y que a él no le parecía eso del todo correcto, porque él cuestionaba los criterios que tenía sobre la extinción de las especies, sobre todo la de la humana.
Entonces la voz le invitó a salir de esta extraña habitación para llevarlo a otra donde las paredes estaban completamente llenas de ventanas que conectaban al planeta Tierra. El chico notó que el planeta no era exactamente como él lo recordaba hacía unos instantes, y tras una exhaustiva observación adivinó la principal diferencia: este parecía rejuvenecido. La voz le sugirió que atravesase una de las ventanas, y le preguntase a la verdadera Naturaleza que pensaba acerca de los humanos.
En primer lugar visitó los polos y les preguntó a los osos polares que pensaban acerca de los humanos, y estos le respondieron que eran una especie destructiva que abusaba de los recursos naturales. También les dijeron que ellos eran los culpables del deshielo de los polos y de la extinción de los seres vivos que habitaban estos.
El chico volvió a entrar en la habitación con rostro serio. Entonces la Naturaleza le dijo que si lo deseaba podía atravesar otra ventana, y él, sin dudarlo, se introdujo en otra. Esta vez fue a parar a las costas Gallegas, donde les preguntó a los peces que quedaban vivos después de la catástrofe del Prestige, qué pensaban acerca de los seres humanos. Estos les respondieron que eran una especie irresponsable que abusaba de los recursos que les proporcionaba la Tierra. El chico regresó a la sala y entonces la voz le preguntó:
-¿Dudas todavía de mis criterios?
-No.
-¿Crees que los humanos deben seguir viviendo?
-No
En ese mismo instante los corazones humanos dejaron de latir y el cuerpo del chico yació inerte en al suelo.

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